domingo, 19 de octubre de 2008

GUERRA, PAZ Y LÁGRIMAS

La fundación ideológica del PP, la FAES que preside José María Aznar, ha difundido un documento del diputado Ignacio Cosidó, para arremeter contra lo que califica de “pacifismo armado” del actual Gobierno. En realidad, el texto es un nuevo intento de justificar el uso de la fuerza en algunas ocasiones, precisamente las que coinciden con los argumentos que se esgrimieron para invadir Irak y que se demostraron falsos: que tenían armas de destrucción masiva y que apoyaban el terrorismo internacional. Según Cosidó, para el presidente actual “no existe ninguna amenaza que justifique el recurso a la fuerza para poder garantizar nuestra seguridad” y no sólo cree que “el terrorismo debe ser combatido exclusivamente por medios policiales sin que en ningún caso quepa una intervención militar en el exterior” sino que también es partidario de evitar con diálogo “la proliferación de armas de destrucción masiva”.
 
Exactamente, evitar con diálogo la proliferación de armas de destrucción masiva, creo que es la postura política más deseable. Ya está bien de intervenciones militares, de elucubrar amenazas, de maliciar, de suscitar violencia. Ya está bien de tanta preponderancia y hostilidades. Cosidó asegura que los sucesivos ministros de defensa de Zapatero, han asumido con entusiasmo su “doctrina neopacifista", y en este punto arremete, como no podía ser de otra manera, contra la actual titular, Carmen Chacón (objetivo frecuente de la extrema derecha que aún parece no haberse repuesto del schock que les produjo su nombramiento), señalando, con esa ironía que lo caracteriza, que “Chacón ya declaró en 2004 que se puede cambiar la guerra contra otro ser humano por la guerra contra el cáncer y la pobreza, lo que sin duda indica su vocación frustrada de ministra de Sanidad o Cooperación, más que de Defensa”, y añade que en unas recientes declaraciones se declaró “una mujer pacifista y el Ejército también es pacifista”

Contra Carmen Chacón se ha dicho de todo. Lo último, el turbión de machismo rancio por haber llorado en el funeral del militar Luis Conde de la Cruz, asesinado por ETA. Y así se despachaba Gabriel Albiac en su columna de La Razón, el 29/09/2008: “Un ministro de la guerra –porque eso es el ejército, la racional tecnología de la guerra– es un guerrero. Sea cual sea el aparato genital que defina su biología. Como guerrero debe comportarse. Y no como otra cosa. Nadie le obliga a serlo”.

Querido Albiac, ¿a qué le llamas ser un guerrero? ¿Qué comportamiento, según tú, debe tener un guerrero? ¿Qué característica? ¿Gesto frío y riguroso ante una tragedia? ¿Voz grave y bizarra al gritar el “Viva España”? ¿Poseer en todo momento un espíritu belicoso?... No, nada de eso. Tú sabes, Gabriel, que por muy liberal que hayas querido ser al manifestar “sea cual sea el aparato genital que defina su biología”, lo que verdaderamente no toleras ni aceptas es precisamente el aparato genital que define la biología de la persona que actualmente es la titular de Defensa. Y me pregunto: si el principio de no discriminación es uno de los pilares de los derechos de la persona ¿por qué en materia política se produce todavía tal discriminación?

Está visto que aún existen demasiadas barreras socioculturales sujetas a condicionamientos históricos; demasiados prejuicios que arrastra un amplio sector de la sociedad, que sigue asignando a las mujeres responsabilidades entendidas como femeninas y no la concibe desempeñando un papel político. Pero pongamos los pies en el suelo, y démonos cuenta de que ese estereotipo ha cambiado y que, por lo mismo, el ministro de la guerra es actualmente una mujer que a pesar de su aspecto frágil, sus lágrimas, su embarazo, el parto y la crianza del hijo, posee (como la gran mayoría de mujeres) una armadura interna que la hace ser una guerrera capaz de afrontar los más duros combates. Por citar algunas de las mujeres que han sido o son unas guerreras relevantes en política: Golda Meir, primera ministra de Israel y una de las primeras jefas de gobierno del mundo, lloró en público en más de una ocasión cuando ninguno de sus colegas masculinos en aquellos mismos momentos, vertió una sola lágrima (Mujeres líderes en Política, de Michael Genovese). Así mismo a Indira Gandhi se la vio llorar en público en varias ocasiones, la última, que se sepa, escuchando un discurso de la Madre Teresa de Calcuta. Benazir Bhutto (la líder opositora pakistaní, asesinada en el 2007) que a los pies de la escalerilla del avión proveniente de Dubai, rompió a llorar desconsoladamente antes de posar simbólicamente los pies en su país. Nilda Garré, actual Ministra de Defensa Argentina, lloró públicamente en la cubierta del buque de la Armada Hércules en el homenaje a los 323 muertos del crucero General Belgrano.

La aportación específica de la mujer a la política es esencial hoy día. Su hacer político, dado su particular carisma, puede promover la paz y resolver los conflictos, escogiendo cualquier medio menos la guerra. Aparte de que ella percibe quizá de distinta manera la disociación entre el poder, la justicia y la ética, cosa que está llevando a muchos políticos a sacrificar los valores humanos por mantener sus posiciones de poder.

Con esto no digo, ni mucho menos, que la mujer se encuentre en un plano superior al del hombre, ni siquiera igual o inferior. Simplemente es un universo diferente del cual nace la intuición, la sutileza, la sensibilidad y la entrega como característica de su esencia. Mientras que a su vez el varón representa otros valores, criterios y expectativas generalmente distintos a los de la mujer, pero no por ello incompatibles sino complementarios.
.
Maite García Romero
.
[Publicado en El Plural.com el 22/10/2008 y en el LibrePensador.com]
 

viernes, 3 de octubre de 2008

LA TRAGICOMEDIA BURSÁTIL

 El primer mundo está padeciendo una gastroenteritis monetaria, causada por el virus “Crac” que desde hace muchos años no había agredido de forma tan virulenta a la banca. Todo parece haberse soliviantado de un tiempo a esta parte; las conversaciones giran en torno al problema y los medios de comunicación alertan del deterioro físico al que se puede llegar si se continúa padeciendo esta descomposición bancaria que acarrea, en muchos casos, un cuadro de ansiedad y una subida de T/A que pone en peligro la vida.
La economía cae en picado y poco pueden hacer los remedios clásicos curativos, contra esta virulenta crisis que está llegando al límite de los recursos financieros. Si en un primer momento el Gobierno de España no se lo quería creer, ahora tiende una campaña ampliamente orquestada para tranquilizar a la población, alegando que es una pandemia poco virulenta y que pasará sin dejar secuelas. Por el contrario, la oposición ardiendo en fiebre, arremete acusándoles de llevar a cabo una mala sanidad financiera, y piden una actuación más decidida. El Presidente del Gobierno a su vez, pide colaboración en vez de críticas. No se puede perder el tiempo en debates ridículos que no llevan a ninguna parte, lo que hay que hacer es colaborar para hallar lo más rápido posible el tratamiento a seguir.

Y mientras Europa se afana en buscar un remedio que frene la pandemia, el presidente George W. Bush, visiblemente desmejorado, suplicaba el día 24 pasado, a los ciudadanos y a los legisladores más reacios a aprobar un tratamiento financiero como medida urgente ante una posible deshidratación económica que acarrearía la más absoluta pérdida de energía monetaria. En un mensaje desde la Casa Blanca, el mandatario señaló que “nos encontramos en una situación urgente y las consecuencias empeorarán cada día si no hacemos nada”. “La economía de Estados Unidos depende de la aprobación del Congreso al plan de rescate por 700 mil millones de dólares — advirtió Bush—. Por eso, si no se actúa de inmediato los estadounidenses podrían caer en un pánico financiero y se desarrollaría un escenario angustioso” Y aunque reconoció que se trata de una gran suma de dinero, no es nada equiparable, dijo con voz calenturienta, al grave problema que enfrenta Estados Unidos.
En la madrugada de ayer (hora española) el Senado de Estados Unidos aprobaba el plan de rescate de Wall Street propuesto por la Administración Bush, que prevé casi medio billón de euros para ayudar a estabilizar la salud de los mercados financieros.

Es posible que con este tratamiento que se pone en marcha, se pueda vencer el daño que ha causado este virus y que todo vuelva a la “normalidad”, como también es posible, porque no, que se caiga en un coma profundo y prolongado.

Como dijo Jean Baudrillard: «Lo interesante en la tragicomedia bursátil de los últimos meses es la incertidumbre en cuanto a la catástrofe. ¿Ha habido, habrá, una “verdadera” catástrofe?» Posiblemente no. Nuestro primer mundo continuará hiperconsumiendo a la vez que celebrando cumbres, campañas y mesas redondas, para seguir debatiendo el problema del hambre en el mundo, que si bien el número de personas hambrientas es de 854 millones, según la FAO, la cifra total de personas que presentan carencias nutricionales severas que les impiden el desarrollo normal de sus funciones vitales alcanza casi los 3.000 millones de seres humanos. Y esto sucede en un planeta que produce un volumen de alimentos capaz de alimentar adecuadamente a 12.000 millones de personas, casi el doble de su población.

. . . . .                                                   Maite García Romero
[Publicado en El Plural.com el 6/10/2008]