Creo que poner las cuestiones económicas y financieras por delante de las personas y sus derechos, como se viene haciendo, es algo completamente inmoral. Los derechos humanos no pueden estar condicionados por las dispuestas partidistas carentes de ninguna aptitud de miras. Si deseamos un mundo en paz, socialmente justo y económicamente sostenible y respetuoso con el medio ambiente propongo, como otras muchas personas así como Amnistía Internacional, Greenpeace y Oxfam Intermón, que se reforme la Constitución de manera que se protejan todos los derechos por igual, sin clases ni jerarquías para todas las personas.
La Constitución Española, y en particular su artículo 53,
establecen un tratamiento y protección desigual e insuficiente de los derechos
humanos, creando derechos de “primera” y de “segunda”, cuyas consecuencias
recaen sobre la población, principalmente la más vulnerable, que se ve sometida
a la falta de acceso a la vivienda, a la salud o a la degradación ambiental,
sin poder reclamar estos derechos ante los tribunales.
Creo que después de 37 años de andadura va siendo hora de
que la Constitución pueda fortalecer su capacidad como herramienta de
protección de los derechos humanos, así como el derecho fundamental de la
preservación del ecosistema y el derecho a la protección de la salud de todas
las personas. Y esto es, por lógica, exigible directamente ante los tribunales.
Maite García Romero
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