El 25 de noviembre se celebra el DÍA INTERNACIONAL
CONTRA LA VIOLENCIA DE GÉNERO. Se eligió esta fecha para conmemorar el violento
asesinato de las hermanas Mirabal (Patria, Minerva y María Teresa), tres
activistas políticas asesinadas el 25 de noviembre de 1960 por la policía
secreta del dictador Rafael Trujillo en la República Dominicana. En 1999, la
ONU dio carácter oficial a esta fecha.
“Los derechos humanos son universales y la
violencia contra las mujeres ha hecho universales los abusos contra los
derechos humanos. Las mujeres, pese a ser de diferentes países, tener distinta
religión, cultura y origen social, están unidas por un denominador común: la
violencia, a menudo perpetrada por el Estado o por grupos armados, por la
comunidad en la que viven o por su propia familia”. Palabras de Irene Khan,
Secretaria General de Amnistía Internacional.
La
violencia
contra las mujeres y niñas en todas sus formas –violencia
sexual, maltrato, mutilación genital, muertes violentas, acoso en redes
sociales– es la violación de derechos humanos más intensa y transversal ya que
está en todos los países, culturas y clases sociales. La trata con fines de
explotación sexual afecta especialmente a mujeres y niñas, que
caen en esas redes mediante engaño, coacción o violencia. Y ya no hablemos de
los conflictos
armados y el auge del extremismo violento, en el que las
mujeres y niñas son las víctimas invisibles, violadas, reclutadas,
secuestradas, utilizadas como escudos humanos o en atentados suicidas,
explotadas como esclavas sexuales, obligadas a contraer matrimonio forzado,
vendidas o entregadas como “regalo” a los combatientes. Como en Nigeria,
donde el grupo armado Boko Haram ha secuestrado al menos a 2.000 mujeres y
niñas desde principios de 2014. Pero también ha sucedido en Irak, en Colombia o
en Bosnia
Herzegovina.
La discriminación de
género lo que pretende y ha pretendido siempre es convertir a las mujeres en
ciudadanas de segunda, limitar su autonomía, su poder de decisión, su acceso a
la justicia, a la educación, a la salud y a los recursos económicos. Y
lo más flagrante es que cuando se atreven a defender sus derechos son perseguidas, amenazadas, agredidas y no
pocas pagan y han pagado con su vida.
En España los
juzgados recibieron, en el segundo trimestre de 2017, un total de 42.689
denuncias por violencia de género, lo que supone un incremento interanual del
18%, según la estadística publicada el 23 de octubre por el Poder Judicial. Un
total
de 44 mujeres han sido asesinadas por sus parejas o exparejas
en 2017,
lo
que supone siete víctimas por violencia de género más que hace un año,
según datos del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad,
actualizados a fecha 23 de octubre. Otro dato significativo y horrendo es que el 2017 está siendo el año con más niños asesinados
por violencia de género, la cifra más alta desde el año 2010 según
los datos provisionales oficiales actualizados el 10 de octubre.
¿Hasta
cuándo persistirá este vergonzoso comportamiento humano?
Sorprende leer dos de las conclusiones
extraídas del Barómetro 2017 del ProyectoScopio, elaborado por el Centro Reina Sofía
sobre Adolescencia y Juventud, que tras entrevistar a 1.247 jóvenes de 15 a 29
años el pasado mes de abril, el 27,4% de los jóvenes cree que la violencia
machista es “una conducta normal” en el seno de una pareja. El 31,5% cree que
es un problema que aumenta progresivamente por culpa de la población
inmigrante. El 21,2% considera que la violencia machista es un tema politizado que
se exagera, y casi un 7% cree que es “un problema inevitable”, un mal menor que
siempre ha existido. Y estas opiniones se dan a pesar de las elevadas cifras de
mujeres asesinadas que llevamos ya éste año 2017.
Si bien es cierto que en las últimas
décadas algunos países europeos como España han avanzado en políticas de
igualdad de derechos, todavía es habitual que se ponga en duda a las mujeres
que son víctimas de agresiones sexuales, culpabilizándolas por ser “incautas”, “imprudentes”,
“manipuladoras” o “vengativas”. Esta es la cultura machista que utiliza el cuerpo
de la mujer como medio de poder, pues no son pocos los hombres que no quieren
entender que un NO es un NO ya sea tu mujer, tu novia, tu amante, tu amiga o la
vecina de arriba. Y es que por desgracia una buena parte de la población tiene muy
arraigada una serie de prejuicios o actitudes machistas que se siguen reproduciendo
generación tras generación, por eso es tan fundamental, tan imprescindible un
cambio significativo en el sistema educativo familiar y escolar si queremos
prevenir todas las formas de discriminación y de violencia contra la mujer,
pues considero que en los valores que se transmite no cabe duda que está la
raíz de casi todos los conflictos humanos.
Maite García Romero
3 comentarios:
No podemos mantenernos indiferentes ante este problema, hay q actuar, cada cual desde una posición, escribiendo como tú, manifestándose..., No podemos estar indiferentes
Totalmente de acuerdo. Hay que educar en plena igualdad.
Totalmente de acuerdo contigo Maite, excelente artículo!
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