jueves, 15 de noviembre de 2012

EL PODER ESTÁ MATANDO A LA JUSTICIA


El 12/11/2012 aparecía en la prensa la siguiente noticia: Las cajas de ahorros suspenden los desahucios a grupos vulnerables. Creo que la noticia debería haber sido: “Ninguna entidad intervenida por el Estado y ninguna entidad acogida al dinero estatal facilitado por el FROB, está legitimada para llevar a cabo un desahucio”. Esa tendría que ser la noticia, porque ningún banco rescatado está legitimado éticamente para realizar desahucios. Su vulnerabilidad ha sido asumida por el Estado ¿no? Pues entonces, si hay que cambiar la Constitución que se cambie que ya está bien de que el peso de esta crisis financiera recaiga mayoritariamente en los que no la hemos provocado. ¿Es justificable que el Gobierno haya dedicado sumas millonarias a salvar y proteger  la banca y que no haya tomado ni una sola medida efectiva para acabar de una vez por todas con la desprotección de las familias de menos ingresos que pierden sus viviendas?  ¿Tan difícil era cambiar las leyes para establecer medidas como la dación de pago, la creación de tribunales que gestionasen la restructuración de la deuda familiar o la disminución temporal de las cuotas para las personas sin ingresos o en paro? Las ejecuciones hipotecarias han estado arrastrando una media de 526 desahucios diarios y han provocado suicidios y un sufrimiento personal y social tremendo. Tiene gracia, a los políticos del PP siempre les preocupa la imagen que se esté dando de España en el extranjero, ante una manifestación. Pero curiosamente no les preocupa la imagen que se esté dando de España ante los desahucios. Manifestaciones se da en cualquier país de Europa porque es una respuesta legal de los ciudadanos ante una política adversa. Sin embargo, según la abogada general del Tribunal de Justicia de la UE, la ley hipotecaria española puede ser incompatible con la europea porque no permite a un juez frenar los desahucios.  Dicha ley que rige en España data del año 1909. Por favor… ¿No es hora ya de que se modifique la legislación?

El pasado 9/11/2012, Amaia Egaña, vecina de la localidad vizcaína de Baracaldo, se suicidó momentos antes de que una comisión judicial, que se disponía a ejecutar una orden de desahucio, la obligase a abandonar su casa. A finales de octubre, un hombre de 54 años apareció ahorcado en su vivienda de Granada horas antes de su desalojo. Un joven, afectado por una ejecución hipotecaria, murió tras saltar desde un puente en Las Palmas de Gran Canaria. Y un varón de 50 años trató de quitarse la vida en Burjassot (Valencia) cuando iba a ser desahuciado. Al parecer en nuestro país se están produciendo entre nueve y diez suicidios cada día y un tercio de ellos, según se puso de manifiesto en un reciente congreso de Psiquiatría, son los que tienen que ver con problemas económicos de diversos tipos originados por la crisis. Es un dato horrible. Un verdadero drama cuya responsabilidad recae muy directamente sobre las autoridades e instituciones del Estado que hasta hace dos días no han hecho absolutamente nada efectivo para evitarlo, todo lo contrario, lo han provocado con las políticas que han venido aplicando e incluso lo han facilitado, como esos jueces que han llegado a decretar que los desahucios se llevasen a cabo sin previo aviso para evitar que la población acuda en ayuda solidaria de los afectados. Me pregunto cómo es posible semejante canallada. El suicidio de Amaia (tercero en menos de una semana); la presión social e institucional clamando por una solución inmediata al drama de los desalojos; y el tirón de oreja que ha dado el Tribunal de Justicia de la UE, obligó a que en el mitin de la campaña electoral catalana el Presidente del Gobierno indicara que espera concretar diversas medidas, como “la paralización temporal de los desahucios que afectan a familias más vulnerables”. Así mismo aseguró que quiere, dentro de ese paquete de medidas, poder hacer más fácil “renegociar la deuda y permanecer en la vivienda cuando eso no sea posible”. Por último, Rajoy remarcó que confía en dar pronto “buenas noticias” a los españoles y que este problema hay que abordarlo con “mucha humanidad”. Poco después de estas afirmaciones del Presidente del Gobierno, la Presidenta de Castilla-La Mancha Mª Dolores de Cospedal, decía ante los micrófonos: “Hay que agradecer al Gobierno esta sensibilidad”.

De verdad, a veces pienso que estos políticos han perdido completamente el norte. O sea, después de las pérdidas de vidas humanas, después de tanto sufrimiento y después de haber hecho oídos sordos a la presión popular durante tanto tiempo, el Gobierno actual descubre que tiene que tomar medidas y el gobierno anterior descubre que tiene que pedir perdón. ¿Y nosotros por esto debemos estar agradecidos?

El 27/09/2012, en la Asamble General de la ONU, Rajoy rechazando las manifestaciones contra los recortes, del 25-S, encomió “a la mayoría silenciosa” que no se manifiesta y que, a su juicio, asume los sacrificios sin quejarse. Vamos, exactamente igual que se nos dijo siempre: que seamos buenos, que no protestemos, que nos quedemos en casa calladitos que es así como deben actuar los buenos españoles, la gente decente, honrada, la gente de bien. Pues señor Presidente, siento disentir. Creo que los buenos españoles son los que sostienen la cordura de éste país; los que toman el pulso de los acontecimientos y no se achican; los que entienden que se está poniendo en juego la tranquilidad y el futuro de España; los que son conscientes de que los responsables de tanta incertidumbre, de tanto desmantelamiento financiero y de tanta tropelía, son precisamente las mentes de los convenios. Los buenos españoles son conscientes de que, lo mismo los bancos que los mercados y sus lacayos, los políticos, no responden al principio de servir al pueblo sino que, al contrario, se mueven a través de fríos cálculos de beneficios sin reparar en las víctimas que generan. Es por ello, señor Presidente, que los buenos españoles entienden que semejante dominio oligárquico requiere una respuesta social a la altura de su deslealtad y a la falta de los principios más elementales de la ética, la justicia y el buen gobierno.

La protesta en la calle es legal, necesaria, razonable y la única manera de que se tenga en cuenta nuestra voz.

                          Maite García Romero

viernes, 2 de noviembre de 2012

La Iglesia en el País de las Maravillas

“Sabéis que los que son tenidos como jefes de las naciones, las dominan como señores absolutos, y sus grandes los oprimen con su poder. Pero no ha de ser así entre vosotros, sino el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será esclavo de todos” (Marcos, 10,42-44).

Ante estas palabras del Maestro me pregunto: ¿no es tiempo ya de que este jerarquizado sistema eclesial en pirámide que se ha mantenido invariable desde el medievo, baje del pedestal y sin parafernalia ni conductas autoritarias o dictatoriales, se adecue a esta época, a esta sociedad donde las personas dejaron de ser súbditos para ser ciudadanos? La Iglesia de hoy debería asumir la realidad en la que vivimos, no puede continuar con los ojos cerrados dando más prioridad a sus cánones que al Evangelio y a los seres humanos, como tampoco ser diálogo de mitrados que sólo se representan a sí mismo. La Iglesia católica tendría que ser un espacio de libertad en el que tengan cabida todos los fieles laicos y religiosos sin discriminación de sexo; un espacio en el que se respeten los límites que marca la libertad de todos los hijos de Dios y en el que todos los fieles podamos orar pero también objetar con libertad religiosa y sensatez como derecho humano fundamental. Dice Hans Küng (profesor, teólogo y sacerdote) en su libro “Ser cristiano” pág. 613:

«La libertad es para la Iglesia a un tiempo don y tarea. La Iglesia puede y debe ser a todos los niveles una comunidad de hombres libres. Si quiere servir a la causa de Jesús, nunca puede ser una institución de poder o una Santa Inquisición. Sus miembros han de estar liberados para la libertad: liberados de la esclavitud a la letra de la Ley, del peso de la culpa, del miedo a la muerte; liberados para la vida, para el sentido de la vida, el servicio y el amor. Hombres que no tienen que estar sometidos más que a Dios, y no a poderes anónimos ni a otros hombres…”

Los papas del siglo XIX no sólo rechazaron con fuerza repetidas veces la libertad religiosa, sino que la llamaron expresamente “peste”, “delirio” (Gregorio XVI) y producto pernicioso del espíritu moderno. El caso es que pasa el tiempo y la Iglesia católico-romana sigue en la misma línea de organización absolutista cerrada a cualquier tipo de diálogo con una sociedad con la que prácticamente no se identifica y a la que apenas tiene en cuenta. El laicismo, la democracia y la libertad —y no digamos ya la ciencia— representan un peligro para sus intereses. Por ello exige activismo a los prelados, a los sacerdotes a los fieles; pero sobre todo a los políticos que se denominan católicos. Hay que recuperar el protagonismo perdido. Benedicto XVI ya lo expuso en el primer sínodo de su pontificado, retando a los allí reunidos a llegar al meollo de la crisis del cristianismo. Dios no podía seguir siendo “un proscrito en Europa” —dijo—, tenía que volver a figurar en la agenda de una sociedad de bautizados que no hace caso de la religión. Pero en su llamamiento a la intolerancia con el relativismo y la laicidad no figura para nada el diálogo ni la tolerancia. Figura, eso sí, la vuelta a los orígenes, al catolicismo clásico: “El infierno, del que se habla poco en este tiempo, existe y es eterno", dijo el Pontífice el 13 de marzo de 2007.

La cúpula vaticana sigue marcando el bien y el mal, lo que se puede hacer y lo que no; quiere ser la rectora no sólo de la conciencia de la gente sino de todos los ámbitos: económico, político y social. Es lógico, no quieren perder el poder. Pretenden ser la única voz autorizada para marcar el camino, actuando siempre de la misma manera: coaccionando, silenciando, doblegando voluntades. Teólogos y religiosos como Juan Masiá, Karl Rahner, José Arregui, Hans Küng, Juan José Tamayo, José Antonio Pagola, y un largo etc. han sido acallados bajo la excusa del alejamiento doctrinal en los escritos. Los mitrados siguen haciendo todo lo posible por desplazar tanto como sea posible la disputa de las reformas a los dogmas. Saben que apelando a la tradición tienen la sartén por el mango y pueden mantener de antemano a distancia las reformas incómodas como el sacerdocio femenino o el celibato. El hecho de no abordar el tema del sacerdocio de las mujeres e incluso zanjarlo (cuando ya surgieron estudios bíblicos, teológicos e históricos favorables al mismo), alegando que la exclusión de las mujeres del sacerdocio era voluntad de Jesús y por tanto de Dios mismo, no es que sea una tesis incoherente propia de la Edad Media, es que resulta altisonante y casi blasfema. Hace unos días el español San Juan de Ávila y la alemana Hildegarda de Bingen recibían uno de los máximos honores de la Iglesia: entrar en el selecto Club de los Doctores de la Iglesia. De los 34 doctores de la Iglesia, 30 son hombres y sólo cuatro son mujeres. Vale que estas tremendas desigualdades se hayan dado en tiempo atrás, pero que aún hoy la mujer no tenga acceso, no ya al sacerdocio sino a puestos de responsabilidad en la Iglesia católica, es algo que me cuesta entender. Y lo que más llama mi atención es el hecho de que cuando una religiosa sobresale en cualquier ámbito ya sea científico, literario o humano, los católicos fundamentalistas arremetan contra ellas de manera increíblemente vejatoria. Son los casos, por ejemplo, de:

Teresa Forcades, licenciada en medicina y teología, doctora en salud pública y monja benedictina en el monasterio de Sant Benet. Autora del libro “La teología feminista en la historia” en el que sitúa la teología feminista en el marco de las teologías críticas o de la teología de la liberación.
Dolores Aleixandre, mujer de carácter extraordinario y gran sabiduría que opina que “Cada vez que se intenta someter todo al pensamiento único, se empobrece la Iglesia”. Escritora, religiosa del Sagrado Corazón y profesora en la Universidad de Comilla durante dos décadas:
Lucía Caram, monja de clausura dominica que destaca por su alegría a flor de piel y su libertad a la hora de expresar que "Jesús pasó por este mundo quitando cruces, no poniéndolas". Autora de “Mi claustro es el mundo”, libro recientemente publicado y en el que, como ella misma dice: “es para ser leído con la libertad con la que ha sido escrito…” (leer esta crítica de un sacerdote que refleja perfectamente lo que estamos tratando).
Margaret Farley, monja estadounidense de la congregación de las Hermanas de la Misericordia de las Américas. Escritora y profesora emérita de ética cristiana en la Divinity School de la universidad de Yale, que ha sido reprendida duramente por La Congregación para la Doctrina de la Fe, por insistir en una conducta sexual tolerante con los matrimonios homosexuales y con el divorcio, en su libro: “Simplemente Amor” en el que propone un marco para la ética sexual que "utilice un criterio de justicia" al evaluar las relaciones sexuales.

Y así se podría enumerar infinidad de mujeres religiosas que dicen: ¡Ya basta! Religiosas que día tras día persisten convencidas de que hay que construir una Iglesia mucho más fraternal, más humana y más libre. Estamos en el siglo XXI. La monja de hoy no puede seguir siendo para la Iglesia una especie de servidora cuya función es obedecer.


A todas las mujeres religiosas que han hecho del mundo su claustro; que ante las presiones y descalificaciones nunca pierden la sonrisa; que entendieron que el voto de obediencia no equivale a sumisión; que crecen en humanidad cuando el clericalismo asfixia; por su coraje, su ¡ya basta! Por las que fueron silenciadas, sometidas, olvidadas; a todas y cada una de ellas que difunden con su ejemplo un mensaje de amor, mi afecto y todo mi apoyo.

                                                             Maite García Romero

jueves, 19 de julio de 2012

EL POLÍTICO, ESPECIE EN PELIGRO DE EXTINCIÓN


El principio y fin ético de la soberanía política y el deber de todo estado democrático no debería ser otro que la búsqueda del bien común de la sociedad. Un gobierno sin demagogia, sin falacia ni encubrimiento, capaz de promover la integridad y la transparencia en el ejercicio de los cargos públicos, es sin lugar a duda el cometido esencial de cualquier estado mínimamente justo. Sin embargo cada día somos testigos de cómo la disposición y actividad política está exclusivamente a merced de los principales agentes o impulsadores de la globalización como son los bancos y las empresas multinacionales. El poder en declive de los gobiernos ha sido prácticamente substituido por este poder planetario que escapa a todo control de la democracia y cuyo único objetivo es obtener para la economía privada megabeneficios cada vez más rápidos y descomunales.

Estamos asistiendo al dominio más degradante de la economía sobre la política, a una dictadura financiera que controla y domina la totalidad del planeta. Vivimos un resurgimiento de la época Feudal, donde estos personajes de las finanzas cohabitan en una burbuja de impunidad y riqueza inadmisible en el proyecto de un estado verdaderamente democrático. Vemos cómo los grandes organismos engendrados por el poderío económico de los mercados: la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Organización Mundial del Comercio (OMC) y el Banco Mundial, entre otros, son ajenos a la opinión pública, están libres de toda traba y exentos de tener que dar cuentas a los gobiernos mientras que éstos se las deben a ellos. Son los encargados de manipular como marionetas a los países, de velar por el “reparto” de las riquezas en el mundo y de explotar, bajo la apariencia de solidaridad, la pobreza de determinados pueblos del planeta. Es despreciable e infame el abuso que las multinacionales llevan a cabo en los países en desarrollo: mano de obra barata a costa de millones de niños doblegados bajo pesados fardos, quedándose ciegos a fuerza de tejer alfombras de hilos imperceptibles; niños infiltrados en las entrañas de las mortíferas minas de Coltán entre otras; niños menores de 14 años trabajando en las llamadas “fábricas del sudor” produciendo la ropa, los juguetes o los ordenadores que compra Occidente. No hay nada como privar a un pueblo de educación y derechos laborales para verlo desvalido, humillado, sin recursos, sometido y dispuesto a aceptar las condiciones de trabajo y de vida que le impongan, por muy indignantes que sean.

Mientras este sistema financiero tiene bien “agarrados” a los partidos políticos y a la mayoría de los medios de comunicación, nosotros los ciudadanos, expectantes, con esa impresión creciente de sentirnos engullidos y atrapados en una dominación fatídica, mundializada, globalizada y tan poderosa que parece prácticamente inútil oponerse a ella, intentamos encontrarle lógica a las enrevesadas y muchas veces absurdas razones que nos dan los políticos sobre esta gran factura de medidas regresivas y discriminatorias que se está llevando a cabo en el ámbito laboral, de la salud, de la enseñanza, es decir, de los sectores más débiles de la sociedad: migrantes, enfermos, personas con discapacidad, jubilados, ancianos dependientes, niños, mujeres, parados y jóvenes. ¿Es moralmente correcto pretender salir de la crisis a base de machacar a este sector con medidas tan sumamente injustas y descabelladas? ¿Se ha tenido en cuenta el desgaste humano que esto representa? ¿La torpeza y la regresión que constituye implantar este tipo de medidas? ¿El modo en que los derechos de las personas están siendo ultrajados? Me parecen de lo más perversas unas medidas que se ceban de modo tan canallesco con aquellas personas que están ya en la recta final de su vida y necesitan unos cuidados especiales para poder realizar sus conductas básicas, cuando ni siquiera hemos visto una sola medida de recortes a las élites sociales, políticas, religiosas, económicas y financieras que son los primeros que deberían dar ejemplo.

Continuamente nos estáis pidiendo sacrificios cuando vosotros, políticos, no sois capaces ni siquiera de eliminar coches oficiales, tarjetas de créditos, o como mínimo, viajar en clase turista. Os resistí a perder vuestros privilegios. Es evidente que a ustedes no les afecta de igual modo la reforma laboral ni cualquier otro instrumento de austeridad que está sufriendo el común de los ciudadanos. Y yo les pregunto: ¿no creen que la ejemplaridad que se supone debería tener la clase dirigente se pondría de manifiesto si entre ustedes aplicaran la austeridad y el sacrificio que a diario les estáis exigiendo a la sociedad? Insistís en que nos ajustemos aún más el cinturón, que las circunstancias lo exigen. Pero no sois conscientes de que vosotros lo lleváis tan flojo que os habéis quedado con el culo al aire. Y en esta guisa me pareció ver al señor Rajoy cuando le escuché decir el otro día que “a los parados se les bajará la prestación por desempleo a partir del sexto mes para incentivar la búsqueda de trabajo". Vamos, que los cinco millones y medio de parados son unos redomados vagos ¿no? ¿Es esto lo que ha querido decir, señor Rajoy? Ciertamente los esfuerzos emprendidos para poner un parche a la situación y reducir el paro son indispensables y bienvenidos, pero no así señor mío, no así. Además, por esa regla de tres, también nosotros los ciudadanos tendríamos que bajarles a ustedes —nuestros empleados— el sueldo y demás beneficios (por no hablar de los humos) para incentivarlos en la búsqueda del bien común de la sociedad. ¡Por favor, señores, ya está bien de tanta estupidez y arrogancia!

Es lamentable comprobar cómo se ha impuesto una dictadura sin dictador que alevosamente se insinúa sin enfrentarse a ningún país en concreto. No existe ideología ni moral en el mercado. Como un circuito cerrado, el mercado se guía por el mercado y el poder se guía por el poder. Es la ideología del beneficio, de la supremacía de un ilimitado poderío financiero que no aspira a hacerse con el poder sino a tener cualquier tipo de control sobre aquellos que lo ostentan, aboliendo su soberanía. El mercado ha sustituido los valores y principios democráticos y está acorralando a la política consiguiendo trastocar los pilares de una economía basada en el conocimiento y el bienestar social.

Estamos comprobando como en la hecatombe de Bankia ha tenido mucho que ver la politización de las cajas de ahorros: el reparto político, los métodos de elección de los Consejos de Administración, y por supuesto la influencia política en las decisiones de inversión y toma de participaciones de riesgo en mercados bursátiles. Y yo me pregunto: ¿Cómo después de lo que han hecho nadie les reclama nada por su falta de seriedad e irresponsabilidad? ¿Cómo estos poderes financieros globales, causantes de la crisis, parecen invulnerables ante la ley? ¿Dónde están los notorios consejeros de las cajas de ahorros —los auténticos culpables—, tanto del PSOE como del PP, Izquierda Unida y sindicalistas? Es obvio que el poder de la banca —esta dictadura sin dictador— es tan inmenso que limita las conductas de quienes debieran tomar medidas y denunciar abusos. Se ha demostrado ante una de las mayores estafas habidas como ha sido las participaciones preferentes: producto financiero mediante el que 52 bancos y cajas recaudaron unos 12.000 millones de euros durante el trienio 2009-11. Se calcula que unos 700.000 ciudadanos españoles depositaron sus ahorros en ese agujero de los que muchos son personas de avanzada edad que se han pasado toda la vida ahorrando para encontrarse al día de hoy sin nada. Usted no paga la hipoteca: el banco le quita la casa y además usted sigue siendo deudor. Usted tiene su capital invertido en participaciones preferentes y al banco le va mal por su mala gestión: a usted no le devuelven su dinero y encima el Gobierno le recorta en sanidad y le congela la pensión.

Si el ministro de Economía, Luis de Guindos, admitió que las preferentes han sido “un gran engaño para el ahorrador español” y “un error”, ya que “se inició la comercialización a particulares cuando ya las instituciones no las compraban, en el año 2008” ¿Tiene lógica entonces que el Gobierno aun reconociendo semejante engaño no haya hecho absolutamente nada a favor de tantas personas afectadas y a cambio Guindos dejara claro en el Congreso que el Estado dará a Bankia toda la ayuda que necesite y que el apoyo “será incondicional”? ¿Tiene lógica que Guindos redundara en la "”absoluta confianza" del Ejecutivo en el Banco de España y en sus técnicos, y defendiera el "ejercicio de transparencia" que estaba haciendo el Ejecutivo en el sector financiero “nunca visto anteriormente en España”? Si existía esa absoluta confianza ¿por qué el PP rechazó la comparecencia en el Congreso de Fernando Ordóñez cuando quiso explicar la crisis de Bankia e igualmente rechazó en la subcomisión sobre Restructuración Bancaria del Congreso de los Diputados las explicaciones reclamadas por los grupos del propio expresidente de Bankia Rodrigo Rato? Presionado por autos judiciales, el pasado día 11 Rajoy rectifica y el PP pide 24 comparecencias, entre ellas las de Rato, Solbes y Salgado. ¿Qué nos deja claro todo esto? Que la nueva ética política es simplemente la conveniencia pura y dura. Nada más.

Si algo tiene de favorable esta crisis económica-financiera es, en mi opinión, por la visión mucho más definida que da sobre los ineptos, corruptos e incompetentes que son nuestros empleados políticos, que como niños malcriados que han crecido sin disciplina ni limitaciones, polemizan, mienten y abusan del miedo y la debilidad de los ciudadanos, encargados de mantenerlos. La clase política española, ya sea de un color u otro, ha perdido el camino ético. Miente. Miente cuando se dicen dialogantes y no lo son. Miente con retóricas preñadas de palabras grandilocuentes cuando disfrazan indignamente sus errores y cuando olvidan sin rubor sus programas y sus promesas electorales que fueron las que les dieron el voto. Miente de modo congénito, deliberado, habitual y permanente. Miente para desprestigio de la política. Miente por temor al poderío financiero. Miente para ocultar la verdad.

Ante semejante escenario político me pregunto: ¿Llegará un día en que los ciudadanos seamos capaces de sacudirnos esta indolente pesadumbre, este sentimiento fatídico y a cambio impulsemos una Asamblea Constituyente y un referéndum que obligue a nuestros empleados los políticos a que atiendan sólo a ideologías políticas y no económicas, de manera que las inversiones en sanidad, educación e investigación dependan de un consenso social antes que político? ¿Que de verdad consigamos que paguen más los que más tienen y que no siempre recaiga el peso de los recortes sobre los sectores más habituales?

La crisis económica que vive España se ha convertido más que nunca en una crisis de valores y derechos humanos que está desmoronando la democracia sostenible y el estado del bienestar, que tanto esfuerzo y sacrificio costó alcanzar. El objetivo de los grandes poderes económicos y de aquellos políticos puestos a su servicio es paralizarnos con el miedo. Y eso, los ciudadanos, no lo vamos a consentir.

Aquí tenemos
Un ejemplo impresionante          
                                                                Maite García Romero


jueves, 29 de marzo de 2012

EJEMPLO DE COFRADÍA





La Hermandad del Cristo del Perdón y de la Veracruz y de Nuestra Señora de la Esperanza ha suspendido la procesión de este año y ha repartido entre unos vecinos los más de 4.000 euros que iba a gastarse en los adornos florales de los tronos y en la contratación de una banda, según relató a Diario Sur el hermano mayor, Diego Pavón. «Nosotros creemos que las hermandades están para ayudar a las personas que más lo necesitan, sobre todo en estos tiempos de crisis», explicó. Pese a que no quiso revelar la identidad de las mismas, el hermano mayor comentó que sobre dos de ellas pesaba una orden de desahucio de sus casas, algo que se ha logrado evitar gracias al dinero. Para la tercera familia, la donación se utilizó para comprar alimentos y artículos de primera necesidad. No es la primera vez que la Hermandad del Cristo del Perdón y de la Veracruz protagoniza un gesto así, ya que el año pasado ya recortaron los gastos de la procesión para ayudar a otras dos familias. Además, en esta ocasión incluso han logrado encontrar un empleo a los vecinos amenazados de desahucio. «Es un trabajo en el campo. No es mucho sueldo, pero esperamos que sirvan para que no los echen de sus casas», afirma Pavón, quien dio a conocer que solicitarán la colaboración de otras cofradías para que se impliquen en más iniciativas de este tipo.

Mi sincera felicitación y enhorabuena a esta Hermandad del Cristo del Perdón y de la Veracruz de Coín, por esa decisión tan acertada. Me parece un bello ejemplo el que ha dado. Haber sabido interpretar el mensaje de Cristo, haberle dado respuesta desde el amor, desde la realidad de ese presente angustioso de necesidad en el que viven tantas personas, ha sido decir: El Reino de Dios está aquí y es ahora. A veces es necesario, imprescindible diría yo, no quedarse anclados solamente en la tradición cultural, en la magnificencia externa de las procesiones que es merecedora de todo mi respeto cuando es expresión de un contenido auténticamente cristiano porque de lo contrario se convierte en puro teatro, en farsa y en escandalosa ostentación. No deberíamos aferramos a los símbolos como medio para llegar a un fin porque lo más probable es que olvidemos el fin y nos quedemos atrapados en los símbolos. Por ello, pretender encerrar el misterio de Cristo simplemente en una cárcel de conceptos y normas lúgubres de dolor, de pecado, de culpa, de temor y penitencia es crear una serie de emociones y sentimientos distorsionantes que no sólo impide captar la esencia y extraordinaria magnitud del Mensaje de Cristo sino que nos hunde en la miseria de los temores e ideas falsas.

Vivir la Semana Santa libres de conceptos establecidos, con la fe puesta en Dios, el amor al prójimo, la esperanza y la solidaridad, como ha demostrado esta Hermandad, es poder experimentar esa paz y esa dicha interna que nos trasmite la plena autenticidad del Amor de Cristo.


                                                                  Maite García Romero

jueves, 8 de marzo de 2012

Día Internacional de la Mujer ¿hasta cuándo?

Caminaba yo la otra tarde por la avenida de Antonio Machado cuando de pronto pasa un coche anunciando por megafonía una discoteca en la que se ofrecía una copa gratis a las chicas que llevasen minifalda. Mientras seguía mi recorrido me fui preguntando como es posible que todavía hoy haya mujeres que sigan viendo esto como un chollo y accedan gustosas a ese reclamo machista. Y me vino a la memoria el cartel publicitario de una discoteca de Granada que en 2009 hizo reaccionar al Instituto Andaluz de la Mujer al mostrar a una chica disfrazada de colegiala para anunciar bebidas gratis a las jóvenes que acudiesen con semejante disfraz, cosa que, por lógica, se asocia con menores aparte de las connotaciones sexuales que conlleva. ¿Por qué –seguí preguntándome- se le sigue permitiendo a las discotecas que aleguen razones de marketing y estadística con este tipo de señuelo discriminatorio?

La cuestión de que las mujeres hayan pagado y sigan pagando menos que los hombres ó que incluso no paguen nada para entrar en una discoteca o se las invite a una copa, es evidente que forma parte del negocio, donde hay mujeres van hombres, eso está claro. Lo que ya no está claro es que la degradación que se le hace a la mujer con esta artimaña, que es propia de otras épocas, se continúe manejando hoy día. La mujer sigue siendo utilizada por el empresario como reclamo y encima con el agravante de que algunos exijan hasta el atuendo que deben llevar. ¿No es con este tipo de acciones como se le sigue inculcando a las/los jóvenes el dominio y la sumisión? ¿De qué hemos logrado liberarnos? No hay duda que se han producido grandes avances hacia la igualdad en los últimos tiempos y estos han afectado de forma especial a la juventud, pero aún continúa prevaleciendo en nuestra sociedad la desigualdad y la violencia de género que nace de ella, y de esto tampoco hay duda.

Uno de los objetivos más cruciales del sistema educativo debería ser la superación del sexismo y la violencia. Aunque claro, llevar a la práctica este principio no es tan fácil. No basta con que la escuela no sea sexista, exige contrarrestar las influencias que provienen del resto de la sociedad (acabo de ver en las noticias de TV al Presidente de la Asociación de la Prensa de Granada, que ayer, durante un acto que se estaba celebrando, se levantó de la mesa, se quitó el cinturón y se dirigió amenazante hacia unas chicas que portaban una pancarta y gritaban a favor de Palestina. Hoy se ha disculpado y ha dimitido de su cargo) erradicando precisamente el tipo de relación basado en el dominio y la sumisión que se ha venido trasmitiendo desde incontables generaciones.

Las mujeres no podemos tolerar en nuestras relaciones tanto públicas como privadas ni una afrenta a nuestra dignidad e integridad. Debemos seguir luchando para erradicar de una vez por toda la lacra social de la violencia sexista. Son terribles, inaceptables las cifras de mujeres asesinadas por sus parejas que se producen cada año y las que ya llevamos en los pocos meses del 2012. ¿Cómo es posible que desde 1945 que se firmó en San Francisco el primer acuerdo internacional para proclamar la igualdad de las mujeres con respecto al hombre aún estemos tan atrasados? ¿Tiene lógica que todas las estrategias, programas, normas y movilizaciones de la opinión pública, no lleguen a conseguir unos mínimos objetivos aceptables? Y a propósito: ¿tuvo lógica que ante estas cifras de mujeres asesinadas que se producen la Generalitat de Catalunya diera carpetazo el pasado año al Programa de Seguridad contra la Violencia Machista? Claro que tenía unos costes, por supuesto, pero también tenía unos beneficios. Con lo cual, esta actuación ¿que me deja claro? Pues simplemente que la prevención de la violencia sexista no es asunto prioritario para los políticos, nada más.

Ante tanta incoherencia y desinterés, ante tanta falta de oportunidades y de igualdad salarial, política y eclesiástica, las mujeres siempre seguiremos luchando y combatiendo día a día todas las actitudes y expresiones que aún subsisten de discriminación por razón de sexo. Las políticas de igualdad entre seres humanos nunca son un obstáculo sino la base de la democracia y la seguridad de un pueblo. Tengámoslo en cuenta.

Quiero expresar mi solidaridad y mi apoyo a las valientes mujeres de Oriente Medio que han sido protagonistas de las revueltas pero no de los derechos. Que muchas han sufrido hostigamiento, acoso, torturas y otros malos tratos relacionados específicamente con su género. Y que como ha declarado Widney Brown, directora general de Derecho Internacional y Política de Amnistía Internacional “En todo Oriente Medio y el Norte de África las mujeres son una fuerza inspiradora para el cambio al haberse alzado contra regímenes represivos para defender derechos humanos fundamentales y promover la reforma y la igualdad”.

                                                                           Maite García Romero

sábado, 4 de febrero de 2012

EL DERECHO A VIVIR


“Lo más progresista es defender el derecho a la vida”. Por supuesto. Completamente de acuerdo con sus palabras, don Alberto Ruiz-Gallardón. Y déjeme decirle una cosa: esa declaración me reafirma que es usted una persona sensible y legal, conclusión a la que llegué después del diálogo que mantuvimos aquella mañana de domingo en la Feria del Libro de Madrid de 1993. Por ello, cuando el pasado día 31, durante la entrevista que concedió a TVE, declaró que “lo más progresista que he hecho en mi vida política ha sido defender el derecho a la vida”, de inmediato supe que esa declaración era auténtica, que nada tenía que ver con las arengas, soflama, artimaña y demás juego de palabras que suelen utilizar los políticos al comienzo de cada legislatura. En dicha entrevista dejó claro que a partir de la próxima reforma en la Ley del Aborto que piensa llevar a cabo, una mujer podrá interrumpir su embarazo en "aquellos modelos de supuestos en los que no haya reproche penal” y que esos supuestos serán fijados por el legislador así como que la nueva ley no contemplará el modelo de “plazos” introducido por el PSOE en la última reforma. Y aquí, permítame una salvedad: eliminar el derecho de las mujeres a decidir su maternidad y volver a poner la decisión de la mujer y su aprobación en manos de los profesionales no reduce en absoluto la tasa de abortos. Ahí tenemos los datos hechos públicos en España tras la entrada en vigor de la Ley de Salud Sexual y Reproductiva, en julio de 2010, que permite a la mujer abortar sin dar explicaciones hasta la semana 14 del embarazo y el número de abortos apenas varió un 1% al alza el año en que la ley entró en vigor y, en el segundo semestre de 2010, se registraron casi 4.000 intervenciones menos que en el primero, antes de la vigencia de la norma. (El País

Seamos sinceros. La ley de “aquellos modelos de supuestos” en los que no había reproche penal, era simuladora en el supuesto de las personas que alegaban trastornos psicológicos de la madre, ya que en ese apartado estaban acogidos nada menos que el 97 por ciento de los abortos que se practicaban en este país. Jamás las leyes modifican el número de abortos. Si una mujer se ve obligada a abortar buscará, téngalo por seguro, el camino que sea. Luego lo único que se consigue con la prohibición es una vuelta al aborto clandestino. Y eso lo sabemos de sobra.

Que la primera medida en relación a la salud sexual y reproductiva sea la reforma de la Ley del Aborto y no la prevención o el fomento de la educación sexual, no me cuadra mucho en usted, la verdad. Pero bueno, ya se sabe que estas medidas siempre hay que tomarlas por razones de partido. Que luego se cumplan ya es otro cantar.

La línea política que llevó el expresidente José Mª Aznar, que sin duda pasará a los anales de la historia, viene a cuento con el tema que estamos tratando. Durante la campaña electoral de 1996 se le llenó la boca de reniegos contra la ley original del aborto de 1985, y al final de los ocho años de legislatura se habían producido en España 511.429 abortos, un 152% más con respecto al último año del PSOE. Y ni siquiera se llegó a realizar ninguna campaña de prevención y sensibilización contra el aborto. Y para más inri, durante su mandato fue cuando se aprobó la legalización y distribución de la píldora abortiva RU-486  Ver aquí . Pero claro, pensándolo bien: ¿cómo el expresidente José Mª Aznar y el exministro de Justicia Jaime Mayor Oreja podían suponer que lo más progresista es defender el derecho a la vida si ellos no son progresista sino ultraconservadores? Era imposible. Usted, señor Gallardón, es sin duda distinto, siempre se ha destacado por ese talante progresista que le ha granjeado la simpatía de una gran parte de la izquierda y del centro, y, por qué no decirlo también, el repudio de la extrema derecha. Por ello, al enterarme del ambicioso plan de reformas que piensa llevar a cabo en la Ley del Aborto y en la administración de justicia que supone una vuelta a los años 80, me quedé… cómo decirle… un tanto confundida. Me pregunte: ¿estará intentando el señor Gallardón engatusar a los sectores más conservadores? No, me dije. Su ambicioso plan de reformas simplemente corresponde a un ministro debutante, nada más.

Volvamos a la entrevista de TVE. Afirmó usted, señor Gallardón, que “el concebido y no nacido tiene derecho a la protección”. Evidentemente, no se lo voy a discutir. Pero permítame que le haga una puntualización: ese mismo derecho de protección lo tienen igualmente los ya nacidos. Vamos a ver señor Gallardón: ¿sabía usted que el sistema que está vulnerando en España los derechos humanos de los menores ingresados en Centros de Protección Terapéuticos, sigue intacto nueve meses después de las denuncias de Amnistía Internacional y el Defensor del Pueblo? ¿Sabía usted que los ingresos de los menores en dichos Centros se llevan a cabo sin supervisión judicial y bajo criterios dispares según la Comunidad Autónoma en que suceda? ¿Sabía usted que la protección jurídica de los derechos humanos de los menores, en particular de aquellos “con trastornos de conducta o en situación de dificultad social”, está en peligro al no existir normas mínimas comunes compatibles con el interés superior de los menores y que puedan ser exigibles en todo el territorio español? ¿Sabía usted como Ministro de Justicia, que los menores son personas con derechos y pese a ello las autoridades siempre han rechazado o minimizado las denuncias sobre los abusos y vejaciones que soportan? Ver aquí     

Ante esta situación, es penoso comprobar cómo las autoridades estatales y autonómicas muestran más preocupación por su propia imagen que por una revisión seria de su normativa, políticas y acciones institucionales, llegando incluso a tratar la situación denunciada como un asunto de simple alarma social. Ahora, cuando surge un caso de extrema violencia cometido por un menor, ustedes los políticos, como única solución, proponen rebajar la edad penal a los doce años. Y yo me pregunto: si un hecho delictivo es cometido por un menor de doce años, ¿no se repetirá la misma situación que hoy ocurre con los menores de catorce años? Y si esto ocurre, ¿se volverá a proponer otra rebaja a los diez años? ¿A los ocho? ¿A los seis? ¿Es esta medida realmente una solución, señor Gallardón?

Si a una sociedad sólo le queda el Código Penal para defenderse, incapaz de inculcar el respeto a la libertad y a los derechos humanos de los demás y sobre todo de los menores, es una sociedad completamente enferma. Una sociedad abotargada de información pero carente por completo de sentido común.

Ministro Ruiz-Gallardón, los menores son personas con derechos. Y defender esos derechos es defender la vida. No lo olvide.

                                                       Maite García Romero

miércoles, 18 de enero de 2012

EL GRAN LEGADO DE BUSH


El pasado 15 de diciembre, Estados Unidos puso fin a la sangrienta, inmoral y errónea guerra iraquí que comenzó hace nueve años y que se llevó la vida de más de 150.000 civiles y casi 4.500 militares estadounidenses, según los medios occidentales.

Los estadounidenses se retiran dejando un país destruido, una sociedad destrozada y un pueblo completamente dividido. La gente carece de servicios públicos, hay más hambre, más enfermedades y se cometen asesinatos casi a diario. Se van tal cual entraron: mintiendo, tergiversando, manipulando datos. Si entonces justificaron la invasión alegando a las supuestas armas de destrucción masiva, ante la incapacidad de demostrarlo el Gobierno de Bush expuso de inmediato su estrategia y comenzó a vender la guerra como necesaria para “llevar la democracia a Oriente Medio”. Así ahora afirman, como dijo el secretario de Defensa de Estados Unidos, Leon Panetta, que los iraquíes están mejor que nunca. Que “el sueño de un Irak independiente y soberano es ya una realidad”, y que “hemos derramado mucha sangre aquí […] para lograr […] hacer un país soberano e independiente y capaz de garantizar su propia seguridad”. El día 5 de enero, una cadena de atentados en distintos barrios de Bagdad, causaba 63 muertos y casi doscientos heridos.

Nos preguntamos cuándo decidirá Barack Obama cerrar Guantánamo, o lo que es lo mismo, cuándo decidirá cumplir con su palabra. Echamos la vista atrás y comprobamos que hace exactamente diez años, el 11 de enero de 2002, que llegaron los primeros presos al centro de detención de Guantánamo, una de las cárceles más tristemente famosas del planeta. Era la avanzadilla de las cerca de 800 personas que han pasado por la base estadounidense a lo largo de la última década y en la que se han enfrentado a maltratos, torturas y muerte. Apenas transcurrido seis días de aquel nefasto 11-S, el entonces presidente de los EEUU George W. Bush dispone “su guerra contra el terror”, autorizando a la CIA a establecer centros de detención en todo el mundo. Dos meses después, la Agencia Central de Inteligencia ya tenía autorización para detener indefinidamente y sin derecho a juicio a cualquier sospechoso de terrorismo. Esto fue el principio de la ‘doctrina Bush'. Principio que por cierto AÚN HOY PERDURA bajo la administración Obama. Guantánamo es el símbolo de la más infame violación de derechos humanos cometida al calor de la “guerra contra el terror”.

Lo que queda tras esta década de políticas antiterroristas estadounidenses es un "legado tóxico para los derechos humanos" –afirma Esteban Beltrán, director de Amnistía Internacional en España – "El sistema de excepción ha permanecido igual, a grandes rasgos, con la nueva administración", ya que se mantienen "los tribunales militares y aún quedan 161 personas dentro". A los presos en Guantánamo hay que sumar el número de desaparecidos y detenidos en cárceles secretas de la CIA, cuyo número aún se desconoce, y las 2.100 personas que aún siguen recluidas en la prisión de Bagram, en Afganistán, sin cargos ni juicio. "Tanto en las bases de Afganistán como de Irak se ha detenido a cientos de personas, se las ha torturado y maltratado durante años bajo custodia estadounidense".

Que duda cabe que el "legado" de Bush aún tardará años en subsanarse. El mundo no es más seguro después de sus 8 años de mandato. Aunque él se empañara en hacérnoslo creer: «Con Sadam fuera del poder, el mundo es un lugar mejor y más seguro» (con esta frase resumió su particular visión de la situación mundial, en una entrevista concedida a Larry King en la CNN el 15/08/2004). Qué absurdo. Sólo hay que repasar lo sucedido en Pakistán, Afganistán, Irak, Irán, Palestina, Al-quaida en el Magreb, (Mali, Mauritania), los atentados en Londres, Madrid, el incumplimiento de los objetivos del milenio con el consecuente aumento de la desigualdad y la extrema pobreza, el rechazo a la firma del protocolo de Kioto en 2005, la desregulación de los mercados financieros internacionales que trajo la crisis que todavía nos azota, Guantánamo, Abhu Graid y la extensión de la tortura por todo el planeta en bases militares americanas. ¿Es realmente este mundo mejor y más seguro?

Cuando el pasado día 12 vi por TV las imágenes de los cuatro marines norteamericanos orinando sobre los cadáveres de varios talibanes en Afganistán y escuché cómo el Pentágono intensificaba sus intentos para evitar este tipo de imágenes que van contra los valores de las Fuerzas Armadas (después de que en 2004 se filtraran fotos de maltrato, abusos y tortura a presos en la prisión estadounidense en Irak de Abu Ghraib, y sobre todo, de las barbaridades que Wikileaks reveló sobre los cientos de informes que las autoridades estadounidenses dejaron sin investigar), me pregunté: ¿Dónde están esos valores de Las Fuerzas Armadas? ¿Dónde está la ética militar?

A día de hoy, el conocido mundialmente “presidente de las guerras” George W. Bush, llena sus arcas con la multimillonaria venta de su libro "Decisión Points" autobiografía en la que justifica y reconoce que autorizó la tortura.
Deplorable.
                                                      Maite García Romero